España es un país qua invita al viaje. Es luz y color, desierto y marisma, historia y arte, sobriedad y exuberancia. Es variedad de pueblos de paisajes, de gastronomias.
Hay que recorrerlo pausadamente para conocer sus mútiples atractivos, sus acusados contrastes. Viajar por sus caminos es descubrir sus costas rebeldes y agitados en el norte, cálidas y cristalinas en el Mediteráneo, es subir a las altas cumbres de los extensos olivares andaluces, es adentrarse en pequeños pueblo aislados, llenos de encanto en ciudades modernas y bulliciosas.
Un pasi que ha sido capaz de cambiar en poco tiempo en su destino, subiéndose al tren de la modernidad y el desarollo; sin perder la cultura, las tradiciones y la forma de vida que siempre le han caracterizado.
Córdoba
Esta ciudad de arte e historia, sourisa de Andalucia, se levanta a arillas del Guadalquivir, entre la sierra de su nombre, de vocación ganadera, y la Campiña, tierra de trigo y olivares. Romana, árabe, judio, cristiana; pocos lugres pueden presumir de un pasado tan rico y variado. La mesquita, su joya más preciada, que domina imponente el casco histórico, no es de único atractivo e de esta espléndida ciudad. Una reja, un balcon florido, un altarcillo iluminado por la tenue luz de un farol...
Córdoba incita a perderse por calles estrechas, a recorrerlas pausadamente para descubrir patios cautivadores, plazas singulares y rincores llenos de encanto.
La ciudad romana - Córdoba- fue en época romana la capital de la Hispania Ulterior, cuna de Séneca, el Retórico y de su hijo, Séneca (4 a.C. - 65 d.C.), filósofo estoico, autor trágico y preceptor de Néron.
Del esplendor de la Córdoba romana únicamente nos han llegado un Mausoleo, en los jardines de la Victoria, los restos de un templo del siglo I y el puente que une la parte antigua col al Torre de la Calahorra. en el año 719 los Califas de Damasco instalan en Córdoba a los emires de Al Andaluz. Durante 300 años Córdoba es el centro cultural más importante de todo Occidente:
posee una célebre Universidad, ricas bibliotecas y suntuosos edificios.
La tolerancia que reina permite a los tres culturas: judia, cristiana y musulmana, convivir pacificamente y enriquecerse mutuamente. Gracias a Averroes (1126-1198), Occidente conoce el pensamiente aristotélico. Sus “Comentarios” a la obra del filósofo griego se estudiaron en todas las escuela de la Edad Media.
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